Es muy sabido que tu ámbar vegetación se deja entrever por el escote pronunciado de tu mediterránea y seductora manera en que sin titubear me seduces y materializas en mí cascadas de cristalina y perversa pasión.
Y vertebralmente puedo sentirte por entre mis fibras nerviosas recorriéndome, enraizándote a mí,
alterando la lógica misma, haciéndome caer dentro,
muy dentro.
De tu selva lluviosa manera de verme, por como todo pareciera desaparecer en fría agua de estanque de Enero,
de sentir aún tu savia penetrando mis sentidos,
corrompiendo todo tejido vivo,
creando la catársis de la gran infección de esta felicidad a la deriva.
El suelo húmedo de este bosque nuboso nos moja los pies,
¿puedes sentirlo?
Toda esta roída y podrida vegetación,
el pasto y las gotas de agua, todos estos bichitos y yo,
los psylocibes y las cigarras,
el rincón oculto entre aquel árbol de tus secretos,
todos mis sueños de niño y aquel viejo ciprés que no nos deja de ver,
todo necesita de tu húmedad relativa de tierra virgen.
Aún así te desnudo con mis dedos, a tientas bajo el frío invierno,
solo tu cuerpo latiente de sangre hirviente, y mi saliva dibujándote por completo,
solo tus amaneceres y mis púrpura atardeceres,
...solo lo más básico de ambos,
lo más simple necesario.
solo los dos.
El bosque húmedo nos moja los pies, ya no hace frío.
Y tu musgosa vegetación se deja entrever a través de los abismales rojizos parajes de estar abrazándonos desnudos.
solo los dos.
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