...y cruzó el umbral de la ventana con una velocidad escalofríante aquel aberrante ser, jadeante y hambriento, sediento de sentirla, de estremecerle sangrientamente los labios s aquella dulce, enigmática, y taciturna mujer que veía por tercera ocasión,
la veía con total sutileza que casi la detallaba milimétricamente, la acariciaba con su mente entrañable, con esa mente siniestra, la misma que le habia permitido sobrevivir por cientos de años, la misma mente perfeccionada por el correr del tiempo, la misma perturbada e ingeniosa mente, la sanguinaria y macabra que exterminó sin recelo a centenares de seres humanos en épicas batallas antiguas,
¿se estaba enamorando de una mortal aquel Nosferatu? ¿era posible tal abominación?
una parte oscura de su conciencia, de sus adentros, su linaje, su bestia interior, lo persequía incesantemente, y le causaba un gran vacío existencial,
"sentir"
a tal grado que en una veintena de ocasiones, había permanecido en hacinamiento, en un estado casi de animación suspendida.
era una cuestión vísceral, era una cuestión de sangre, sus adentros se arremolinaban en una lucha sin tregua por recobrar la razón de aquel ente siniestro.
y la vió dormir, por unos minutos más, se deleitó al verla, inmóvil, inmutada,
la descubrió inocente bajo sus sábanas de blanco perla, hoy no sería el día ni el momento preciso, se dijo a sí mismo, hoy no sería "ese día".
Se deleitaría viéndola bañada de luz de Luna un par de días más, durmiente, con un leve tono pálido, tan leve que redibujaba sus pómulos de una sensual y hechizante manera.
pronto se convertiría en una sirviente más de la oscuridad, en su maléfica compañera por el resto de la eternidad, gobernarían y cazarían juntos por los desolados y oscuros bosques de las tierras bajas del mundo...
C-4
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