Antigua

En la triste y antaña Guatemala te besé cada susurro y cada dedo,
con un amanecer de sensaciones de panela y gengibre canela,

Te mordí el esmalte rojo de cada uña soñadora,
...con aquel pensamiento que compartimos juntos,
con neblina y lirios rodeados de húmeda hojarasca,
con tus labios de par en par como dos ventanas al amanecer.

Con mística absoluta te entretuve entre mis brazos como Luna matizada de menguante fría noche de Noviembre.

Con entrañable simpleza y melancolía recorrimos tus empedrados rincones,
tan solo bañados por la luz de los faroles,
tu desnudez y la mía se entretuvieron un rato,
seducidos y embriagados por añejos caminos sin recorrer,
te abracé nuevamente las ganas,
y decidí pernoctarte en cada pliegue, en cada esquina de tu derriere pronunciado.

Una hélida gota de agua nos despertó temprano,
era la espesa neblina que celosa nos tejía telarañas,
Era la jadeante espesura de tu paisaje empañándolo todo,
Era robarte un beso,
atrincherarte contra la descascarada pared encalada,
mientras te prodigaba amaneceres orgásmos de bougambilias...

Fabrizio Aragón