Cada vez que vuelves arremetes como fría tarde de otoño citadino,
entre el gris de tus manos, mis ojos brillan.
Tomo el tren que me lleva al incierto anhelo,
y me desdibujo entre cuestiones existenciales,
de tus rotos ojos en cautiverio delirio,
en los cuales mis ojos brillan.
Cada vez que vuelves la música suena de nuevo y las ciudades se iluminan,
todo deja de ser gris y sereno.
Las calles se tiñen del rojo carmín de tu sangre.
tus manos rodeando oscuros parajes en donde perdido estoy.
cabalga el destino sin saber lo que le aguarda.
Cada vez que vuelves las negras orquideas vuelven a cobrar sentido,
mientras tanto,
el musgo y la hojarasca de tus constelaciones me susurran al oido:
"Todo deja de ser gris y sereno,
Las calles se tiñen del rojo carmín de sus labios.
Brilla una vez mas"
Aguardo paciente el momento,
en que tus nocturnos ojos se fijen de nuevo en mí,
y guardo tus instantes como cálidos atardeceres en mi alma.
Todo deja de ser gris y sereno,
porque eres música, e inexplicable,
un rito, y una pagana melodía que me embruja.
Porque eres la Noche Constelada,
de aquellas que inspiraron a poetas de antaño,
de aquellas que intrigaron a la magia.
y aquellas que llevaron a la locura.
hoy nuevamente te espero con maléfica dulzura,
sé que sabes,
Sé que existes.
Pues mis ojos brillan en los tuyos,
Porque cada vez que vuelves, recorremos soviéticos parajes.
Y recorremos una a una ciudades devastadas,
pero solo vamos de paso, ya no queda tiempo para huir!
mientras tanto:
Cae nuevamente la noche....
Fabrizio Aragón
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