11/4/11

Naturaleza



La indefensa cría te rodeó con sus dos pequeñas alas,
enraizándose a tí.

y tu la abrazaste cálidamente, con maternal ternura de naturaleza conífera, con todas tus hojas y tu follaje roído,
color verde celeste cielo.

y divisé entre la hojarasca tu sonrisa tímida de sutil madre,
pero también pude sentir el sabor a lágrimas congelándose en tus adentros.

Haz dudado

Y derramaste océanos completos de tristeza,
Por momentos la oscuridad de la noche apagó toda esa constelación de estrellas titilantes que arruyaban tu sueño,


Pero yo estuve ahí,

Con mis luciérnagas, mis luminosas razones y mis vestigios,
sobreviviendo al frío dudar de un abismo que nos distancia,
dedicándote algún acontecimiento Lunar,
o invocándo la sutileza de tu musgo y tus crisantemos por la mañana al despertar.

Sobreviviente a la tala excesiva,
herida, sin vida.

Depredada sin medida,
escapaste muy lejos,
te divisé muy lejos,
casi un punto, un recuerdo.

Madre selva de brillante mirada,
riachuelo de bondades y melocotón sonrisa.
con su cría expectante,
sonriente, germinante.
rebozante de vida.

Mujer entre la hojarasca,
misterio y saliva formando figuras en tu piel,
susurrame un aguacero muy despacio al oido,
que quiero como rocío amanecer rodeando todo tu ser.


Fabrizio

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