Me quiero acercar al firmamento que te producen mil sonrisas,
por el umbral de florecientes pensamientos primavera.
Sobrevolarte cada pétalo de tranquilidad ingenua,
é invitarte a brindar con agua de fría cascada.
Si tus ojos fueran míos para siempre,
los guardaría aquí conmigo, juntitos a mi naturaleza,
a las cigarras y mis cajitas de fósforos,
junto a todo eso que carece de sentido,
y que perdura para siempre.
Si tus manos llegaran a posarse en mi ventana,
les dedicaría muchos versos,
de esos que acompañan a las girasoles y a los tulipanes,
los recorrería con sigilo y un poco de ternura.
Quiero constelarte cada minúsculo centrímetro de piel,
a sabiendas de tu naturaleza estelar,
y con el roce de mis labios inventarte una galaxia,
para que juntos lo descubramos con cada beso al pasar.
Y es que pensarte me resulta un embrujo de antaño,
concederte mis atardeceres más preciados,
y dedicarte mis arruyos de azuladas noches estrelladas.
Fabrizio Aragón
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