25/5/12

Extraña y taciturna


Lava profunda y agreste sobre roca calcinada y oscura,
destellos de luz y reminiscencias de antaño,
sonrisas florecientes entre la boscosa y oscura espesura,
y la putrefacción de tu danza ya no me provocan daño.

Tan solo lavanda y margaritas de húmeda procedencia,
tan solo lluvia tocando mi piel moribunda y agrietada,
toda esta realidad circundante pretende agreder mi divina esencia,
pero florezco como el loto entre pútrido estanque en alborada.

Sé que me rondas por las noches frías y oscuras de agrio sin saber,
y que intentarás nuevamente desgarrar mi carne y llevarme lejos,
déjame empaparte de mil sortilegios antiguos con sabor a amanecer,
y enredar tus maleficios con tiernos retoños y verdes estanques como espejos.

Es imposible estar muerto por completo,
siempre resurjo de mil maneras arbóreas,
como verdes crespúsculos, como esporas al viento,
de indescifrables maneras inconclusas, como sonrisas etéreas.

Tengo listo un sepulcro dedicado a tu belleza taciturna,
la aderezaré con hojarascas y margaritas de tímidas sensaciones,
las regaré cada noche con luz de Luna,
y verteré sobre tí jacarandas de frondosas y púrpuras pasiones,

Fabrizio Aragón




15/5/12

Hechicera de amaneceres ))O((



A una mujer que entre sus manos atrapó  a la duda dormitante de hélidos pasadizos,
a su sonrisa rebelde que retando al mundo pendía de un hilo,
a sus insinuantes y titilantes amaneceres de seductoras miradas consteladas,
aquella que con contoneo felino me embrujó con gran sigilo.

Ya no soy un habitante más de esos áridos parajes,
ni siquiera un intruso de armadura oxidada,
soy tan solo el peregrino de tus besos y celajes,
y de los caprichos de tu mente oscura y olvidada.

Porque aún te rondan las sombras de mil batallas perdidas,
y tus lágrimas me saben a continente deshabitado,
por toda la savia vegetal que has dejado a la deriva,
y al rastro de miel é insectos que me muestran tu espacio inexplorado.

Solo tus frías manos se mecían como lunas menguantes por sobre toda mi faz podrida,
tan solo tus embrujos perennes,
y tu constante pecho desnudo sobre la hiriente hojarasca roída.

Recibí entonces ese tétrico abrazo,
y supe,
enredado entre cabellos,
que tu pagana revelación me poseería hasta en el más oscuro ocaso.

El daño ya estába hecho,
podía sentir desintegrarme en miles de luciérnagas con rumbo al viento,
el ruido no cesaba,
tan solo el bosque contenía el sortilegio a todas mis plegarias.

Deambulante se encontraba tu desnudez plácida entre la descascarada verticalidad boscosa,
yo te besaba el cuepo completo,
jadeante.

Y me perdí para siempre,
entre la negrura de tus labios hechiceros y la espesura de tu bosque inmaterial.


Fabrizio Aragón












7/5/12

Tus manos como cardos secos hirientes



Y se me asoman derepente tus mordibles labios,
como inflorescencias destinadas a pertenecer al viento.

Como caricias proveyentes de antiguos designios de perfumados lotos.
en tus manos el porqué de mis saberes,
y ciertamente intacta,
por sobre todos mis absurdos inciertos atarceredes.

Y te me vienes como impacto sobre la mente,
como un tren de coníferas y nubosas revelaciones,
como ciertas flores que aparecen derepente,
y desaparecen así,
con la más temible e inesperada víspera del invierno latente.

Ven que necesito respirarte por completo,
saboreárte la piel con savia y saliva entremezclada,
y tu cuerpo desnudo yaciente,
por los fríos aposentos de mis manos y mis secretos.

Mientras tanto las metáforas silentes caían una a una por sobre tu piel desnuda de caricias sinceras,
y tú me regalabas suspiros y sentimientos de esporádicas dedicatorias menguantes.

Estos son versos que te susurro lentamente,
esta es pasión pura versificada y digitada,
como alfileres acariciando tu  piel hirviente y latente,
llegando profundo,
hasta la espesura de tu selva virgen y desolada.

Fabrizio Aragón
c-4




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