Todo dá un revés de brusca manera,
la desmargaritación de mi ser ha empezado a hacerse notoria...
no, no es el cielo gris que llueve mojante. Soy yo el que llora mi desventura,
nubarrones entrecortados susurrándome oxidantes palabras descascaradas al oído.
Extrañar,
es ese acero ardiente que atraviesa mi pecho,
ese sentir caer al vacío infinitamente por dentro,
esa saliva tuya que aún puedo oler entremezclada con el sándalo en mi piel.
escuchar tu voz,
entretejer cada carcajada que hemos compartido,
naufragar entre los pliegues de tus húmedos y fértiles labios,
a la deriva de tu sonrisa,
sin rumbo por toda tu geografía de miles de rojos margaritones,
por donde solo yo conozco,
donde ese lunar me sonrie suspicazmente al oído,
por tu danzante manera de caminar.
hilos de tu saliva erizan mi piel que te reclama como abrazo a un anaranjado atardecer,
tu olor es cási un suspiro atrapado entre la penumbra de mis huesos,
casi una silueta,
una flor a la deriva.
Fabrizio
No hay comentarios:
Publicar un comentario